domingo, 19 de enero de 2014

APUNTES SOBRE LA POLÉMICA ZEA- SALAZAR: EL FILOSOFAR ORIGINAL EN LATINOAMERICA

                                                        Ricse Caballero, Marco. Egresado de la UNFV especialidad Filosofía

La situación problemática del pensamiento latino americano abordado por Augusto Salazar Bondy en su influyente ¿Existe una filosofía de nuestra América?[1] de 1968  provocó una gran reacción en la comunidad académica latinoamericana. Una de sus principales influencias se dejó notar en torno a la filosofía de la liberación latinoamericana. Aquella que en 1969 reunió en argentina a Osvaldo Ardiles, Alberto Parisí, Juan Carlos Scannone, Aníbal Fornari y Enrique Dussel. Además, David Sobrevilla cita la opinión de Horacio Certutti Guldberg  en señalar a la polémica de Leopoldo Zea y Salazar como uno de sus antecedentes mas.  A propósito de los textos  ¿Existe una filosofía en nuestra América? de Salazar y la respuesta  de Zea en su “La filosofía americana como filosofía sin más”. [2]



Sobre la problemática de la cultura y la filosofía de la dominación  en su formulación más antigua Sobrevilla encuentra que “Para Salazar somos una comunidad inauténtica y alienada, porque en nuestro origen histórico se produjo una ruptura una escisión, entre la cultura viva del pueblo peruano ( y latinoamericano) y la cultura trasplantada de Europa. De allí que cuatro siglos de dicha ruptura sigamos teniendo una cultura defectiva que, por lo demás, corresponde a nuestra nacionalidad dividida y malformada. Como se ve aquí todavía no se hablaba Salazar de dependencia y dominación, pero sí de inautenticidad, desintegración y alienación.”[3] De esta manera se conformará lo que definiría la cultura de la dominación y más adelante el proceso de una filosofía de la dominación hacia una filosofía de la liberación.
   
El problema que se plantea Salazar en su libro está en los siguientes términos ¿ha habido una filosofía original, genuina o peculiar en esta parte del mundo? ¿Cómo debe ser la filosofía hispanoamericana si quiere lograr la autenticidad y asegurar su progreso futuro?  ¿Lo hispanoamericano debe o puede ser tema de nuestra reflexión filosófica?, y la de ¿Qué significación tiene tal tema para la constitución de una filosofía propia?”. Para responder a las anteriores cuestiones Salazar realiza una revisión panorámica del desarrollo de la historia del filosofar latinoamericano. Su diagnóstico es principalmente negativo de ellas sus características principales y más escalofriantes son las siguientes: El sentido imitativo de nuestra reflexión; la superficialidad y la pobreza que muestra los planteamientos y los desarrollos doctrinarios de nuestra filosofía; ausencia correlativa de aportes originales de ideas y tesis nuevas, susceptibles de ser incorporadas a la tradición del pensamiento mundial; existe un fuerte sentimiento de frustración intelectual; gran distancia entre quienes practica filosofía y el conjunto de la comunidad .

Salazar, comprende que la causa principal de la depresión de nuestras filosofías es el sub desarrollo y que esta característica negativa las comparten generalmente las sociedades y por ende nuestras culturas tercermundistas. La condición de dependencia sujeción a otros centros de poder económico y político afirma Salazar generó en nuestras tierras una cultura de dominación. De lo anterior concluye que a pesar de que nuestro pensamiento es defectivo e inauténtico es posible una revolución por medio de la superación de sub desarrollo y la cultura de la dominación para que al fin se pueda realizar una filosofía auténtica. Llama la atención que para Salazar la tarea de nuestra filosofía tiene que ser la destrucción de la alienación lo dice de esta manera “Esto quiere decir que buena parte de nuestra tarea que tiene por delate nuestra filosofía es destructiva – a la larga destructiva también de su entidad actual como pensamiento alienado”[4]. Entendemos una función denunciadora de crítica destructiva de todo lo construido hasta el momento como inauténtico y poco original producto de nuestro general subdesarrollo. Este sería según él inició, pero la realización se daría en un futuro, en que hayamos superado las cadenas del subdesarrollo.

La influencia de estas afirmaciones fueron recibidas por Leopoldo  Zea en su La filosofía americana como filosofía sin más en su último capítulo intitulado De la autenticidad en la filosofía. Zea cuestiona que tengamos esperar a salir del sub desarrollo para  realizar una filosofía auténtica porque la causa de este no es subdesarrollo ni en el supradesarrollo. En extenso halla el problema en la actitud, pues si Europa sufre los problemas relacionados con el supradesarrollo y lo testifica en su historia por su falta de humanidad en proceso de colonización.  Se proponen por lo tanto reiniciar la carrera, asumen el error desatado en la colonización e intentan destruir ese pasado mediante un reinicio un cambio de actitud. América fiel seguidora de Europa intenta seguir el mismo cambio siempre intenta estar a la moda y se arroja también a la tarea destructiva. La equivocan de Salazar consiste según Zea consiste en que “Lo esencial estará en la actitud del hombre ¡No volvamos a repetir la vieja historia, aceptando que solo seremos plenamente hombres, que tendremos una autentica cultura y no menos una autentica filosofía, cuando nos asemejemos, una vez más al hombre occidental en su desarrollo!”[5]. Interpretamos el modelo de desarrollo de una modernidad que se supera constantemente y a ella no debemos seguir pues su proceso es de autodestrucción.

Sin duda es una situación problemática la que los maestros de los sesentas reconocieron en la historia de nuestro filosofar y  tal  preocupación nos incita a reconocer si tal situación cambió de alguna manera. Además de admitir que en la actualidad se gestan transformaciones importantes en diversos ámbitos de la ciencia y la cultura sentimos que continúanos presentando los mismos síntomas que ellos criticaron. Lamentablemente también la filosofía latinoamericana se percibe como de baja calidad en relación con sus pares europeos, generalmente secundada por una filosofía extranjera. Resultando, en que la mayor aspiración del típico joven estudiante preocupado por mejorar, tenga la oportunidad de viajar y formarse e introducir la corriente que esté vigente en el extranjero. Aunque se cumpla esa meta y nos convirtamos en los eruditos mejor documentados en determinados temas, el tiempo ha demostrado a nuestro pesar un resultado desalentador. Seremos tal vez los mejores pero siempre a nivel de difundidores, profesores o comentaristas más o menos fieles, nunca autores originales, siempre “seguidores de…” “nunca seguidos por…”. 

La situación puede ser en que no hemos sido fuente en algún momento del proceso histórico de la filosofía. En otros términos nuestros maestros no han sido autores de ciencia revolucionaria, por hacer una analogía con La estructura de las revoluciones científicas de Thomas Kuhn. Solamente hemos continuado las labores de una ciencia normal ya institucionalizada no hemos participado de la elaboración de alguna revolución de paradigma. Esta denuncia por falta de originalidad y autenticidad no es por no pensar sino por no participar de la toma de control de las riendas del pensamiento filosófico paradigmático. Una situación que si continúa de esa manera seguirá siendo irresoluble la relación será descendente, de subordinación, de dependencia y nuestra mayor aspiración será calcar lo mejor posible la filosofía occidental.

La toma de conciencia por el estudio de la historia de las ideas en Latinoamérica alarmó de sobremanera por sus resultados a los maestros de los sesentas y la lectura actual de ellos nos sigue preocupando. Su actitud de confesar la menesterosidad de nuestras especulaciones a lo largo de nuestra  historia nos hace reconocer también la situación de crisis en la que estamos inmersos. Consideramos fue la misión de los escritos de aquella generación; despertar a las futuras de un tipo de sueño dogmático muy particular. La banalización de la vida en que todo estaba bien en tanto vivimos sepultados por teorías que importamos de occidente e imaginamos que somos filósofos y producimos filosofía. Una filosofía que unos pocos se esfuerza por asimilar y difundir en reducidas sectas.

No somos parte del proceso, solamente seguimos las estelas ya trazadas para llegar tarde a la función del pensamiento. Queremos demostrar que no solo estamos en capacidad de explorar tierras ya descubiertas sino también de descubrir nuevas sendas. No solo espectadores sino también protagonistas. Siempre estaremos en segundo orden mientras intentemos imitar perfectamente a Europa en sus logros y modelos. Es necesario, por lo tanto trasladar esa centralidad que en occidente está instalada e incrementar nuestra influencia y no ser desplazados por ella. Debemos reconocer que la Europa que nos colonizó no es la tierra prometida ni propietaria privada del pensamiento filosófico pues si el pensamiento filosófico posee aquella universalidad que generalmente se acepta , puede instalarse en cualquier parte del planeta.
Como ya hemos visto con Salazar mucho se ha discutido sobre si el subdesarrollo es la causa de nuestra inautenticidad. Zea salda cuentas con las idea de Salazar por la afirmación nuestra posible filosofía esta en razón directa con nuestro estado de desarrollo. Pues para Zea de tal manera continuaremos en la órbita de la dependencia por apelar al modelo de desarrollo occidental dado que la filosofía autentica se daría en cualquier etapa de desarrollo.

Si nos interesa que se emprenda el descubrimiento es porque participamos de este no ser de la alienación, de lo inauténtico, la mistificación y el subdesarrollo que apuntaron aquello que Salazar llama existir inauténtico “Estamos claramente en el caso de este existir inauténtico: vivimos desde un ser pretendido, tenemos la pretensión de ser algo distinto de lo que somos y lo que podríamos quizá ser, o sea, vivimos alienados respecto de nuestra propia realidad que se ofrece como una instancia defectiva con carencias múltiples, sin integración y por ende sin vigor espiritual.”[6]. Sostenemos, por lo tanto que en tanto este error exista podemos partir del reconocimiento del mismo del no ser de la situación de crisis y sufrimiento, de filosofía de la dominación.




[1]  Cfr. Augusto SALAZAR BONDY, “¿Existe una filosofía de nuestra América?”, México, siglo XXI Editores, 1968,  133pp.
[2]  Cfr. David SOBREVILLA, “La filosofía contemporánea en el Perú”, Lima, Carlos Matta editor, 1996, p 289. 
[3]  Cfr. Ibid,  p 255.
[4] Cfr. SALAZAR BONDY, Augusto. Ob. cit., p 126.
[5] Cfr. Leopoldo ZEA, “La filosofía americana como filosofía sin más”, México, siglo XXI Editores, 2010,    p 113.
[6] Cfr. SALAZAR BONDY, Augusto. Ob. cit., p 117.