martes, 15 de junio de 2010

“FILOSOFÍA Y MUNDO SOCIAL”

ENSAYO:

“FILOSOFÍA Y MUNDO SOCIAL”
Rubén Castillo


Es conocido que la filosofía, en su significado original quiere decir “amor a la sabiduría”, según esta definición la filosofía se nos presenta como una actividad contemplativa y desinteresada. Visto así la filosofía solo entraña un “saber por el saber”, discriminando así toda actividad práctica, ya que para esta definición la teoría filosófica en sí misma contiene la verdad y la sabiduría plena. Aristóteles por ejemplo consideraba la actividad teórica como “vida en la que el hombre actúa teniendo por objeto lo que es óptimo por sí mismo, es la más humana la más verdadera y, a la vez la más virtuosa”. Sin embargo al considerar la filosofía de esta manera, lo que en el fondo se está haciendo es ocultar su raíz o vínculo social y sus contradicciones, es decir, la expresión teórica social de determinado sector de una sociedad (clase o grupo social, etc…), en una sola palabra lo que se disfraza es su contenido ideológico.


Este “contenido ideológico”, presente siempre en toda filosofía, desmiente toda definición que la presente como desinteresada, ya que muy a lo contrario se presenta siempre en base a un interés, pero no a un interés individual sino a un interés social, ya que el individuo no puede verse al margen de sus relaciones sociales.

Otro aspecto importante de señalar de esta relación de la ideología con la filosofía, es que sea tal vez éste el hecho de que existan una pluralidad de filosofías, y por lo tanto una marcada diferencia con la ciencia, ya que ésta última tiende a la unificación, al respecto el filósofo español exiliado en México Adolfo Sánchez Vásquez dice: “Mientras que la ciencia tiende a la unificación y une en ella, la filosofía tiende a la división, se divide efectivamente y divide a los filósofos en ella. Y ello es así porque la filosofía es siempre ideológica, se halla relacionada a ella no como algo exterior a ella sino como elemento consustancial de su propia estructura”.

Desde esta perspectiva toda filosofía es en cierto sentido ideológico, y por ende de fuerte contenido social. Sin embargo habría que advertir que puede caber el riesgo a larga de que la filosofía dentro de este enfoque que se resalta su componente ideológico quede reducida, por lo tanto a una simple ideología o expresión de ella. Por eso es necesario destacar y resaltar el carácter esencial de la filosofía como conocimiento riguroso y crítico, que se plantea preguntas o cuestiones fundamentales de la realidad. De esta manera se diferencia de la ideología, ya que esta última sólo pertenece al ámbito del sentido común o de la cotidianidad.

Entonces vemos así que el enlace principal de la filosofía con el mundo o con la sociedad es la ideología, Por lo tanto esta dosis ideológica pone inevitablemente al filósofo en compromiso con su mundo cotidiano o con su mundo social (clase o grupo social). En este encuentro del filósofo con su mundo podemos decir, que según el interés social del filósofo cabe hablar de manera muy general dos posiciones, es decir, la primera opción obedece a la necesidad de dejar el mundo como está y la otra es la que opta por su trasformación. Dentro de esta mirada cualquier filosofía a pesar de sus diferencias internas unas con otras, se encontraran dentro de esta problemática y se ubicaran o se acercarán en una de las dos opciones generales mencionadas.

Una filosofía que se encuentre dentro de los marcos de la primera posición será aquella filosofía que tenga como característica principal concebir su actividad como mera teoría contemplativa e interpretativa del mundo, de esta manera se mostrará distante de todo proyecto práctico trasformador del mundo, ya que la filosofía para esta posición sólo es descripción, interpretación y contemplación del mundo; de esta manera colabora por dejar el mundo como está. Tales son, como por ejemplo, las que encuentran su expresión en las filosofías positivistas y neopositivistas. Es muy conocido al respecto el llamado de Wittgenstein en Investigaciones Filosóficas de “dejar el mundo como es”. Otro ejemplo lo encontramos en las llamadas filosofías “post”, de influencia Heideggeriana y Nietzscheana que enfatizan el papel interpretativo de la Filosofía, al punto de considerar que toda verdad es mera interpretación y discurso, por lo tanto un proyecto de emancipación y transformación de la sociedad sería imposible, ya que conllevaría a optar por un discurso fuerte, que presupone una verdad objetiva, de ahí la necesidad según esta postura de optar por la fragmentación del pensamiento, de esta manera se esta concibiendo al mundo solamente como producto de un ejercicio interpretativo. Estas filosofías expresan y favorecen así en sus contenidos los intereses de un sector social que les conviene dejar el mundo intacto. Por ejemplo los sectores en nuestro tiempo que pertenecen a una clase social elitista aferrados al poder político económico, que en nuestros días impulsan la llamada ideología del libre mercado (neoliberalismo).

Ahora en relación a la segunda opción, la filosofía sin perder su carácter teórico e interpretativo, propone la transformación práctica del mundo o de la sociedad al destacar el papel de la praxis en la actividad filosófica, es decir, la relación dialéctica entre la teoría y la práctica, enfatizando ambos momentos al instante de abordar una problemática filosófica, en este caso la relación del filósofo y su mundo. En ese sentido la propuesta de un transformación radical del mundo presupone concebir la realidad dada como producto de la praxis histórica y, por lo tanto, la transformación de una sociedad que no satisface las necesidades humanas se hace necesaria. Tal filosofía es la que históricamente se le reconoce al pensamiento de Karl Marx, así también a sus continuadores. En especial a la fiel heredera de la frase de la onceaba tesis sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Sin embargo habría que depurar toda la carga dogmática que durante tanto tiempo recayó sobre está filosofía haciendo de la teoría marxista algo que tanto Marx criticó y enfrentó; es decir, en concebirla simplemente como mera interpretación de la realidad, pero esto ya es otra problemática que no corresponde a la temática expuesta. Por consiguiente en esta visión vemos que representa y expresa los intereses de un sector social no conforme con su realidad, ya que ésta se le presenta hostil y opresora, en ese sentido esta filosofía estará ligada a una ideología que impulse el cambio o la transformación radical de la sociedad.

A modo de conclusión podemos decir que según la posición adoptada de cada filosofía; es decir, ya sea enfatizando el papel teórico interpretativo, el práctico o ambos momentos, la relación praxiológica (Teoría y Práctica) siempre estarán presente por más que se destaque aparentemente una de ellas. Por ejemplo por más que se empeñe una filosofía en dejar el mundo como está y conciba la filosofía como mera contemplación, sus consecuencias no dejan de ser prácticas. Es justamente el evitar que se genere su transformación el lado práctico de su filosofía. De la misma manera toda práctica necesita y se da en base a una teoría. En ese sentido el filósofo al entrar en contacto con el mundo no debe de dejar de ser consciente de este aspecto praxiológico a la hora de abordar su problemática

1 comentario:

taylervilla4 dijo...

Si bien es ciero es real que se debe tener un sustento o base ideológica para poder hacer un cambio mas alla que sea en beneficio a pocos o muchos, pero el detalle esta que no todos poseen una base y mas alla de buscarla se aferran a un grupo que no se otra cosa que inculcarles sus ideas, pero será esta una base real o tan solo son unos monigotes mas de la sociedad.